COMO
UNA PIEDRA RODANTE
Robert Allen Zimmerman
es un nombre que nada nos dice, en cambio Bob Dylan mucho nos ha dicho y mucho
tendrá que decir. Es evidente que su nombre real nada tiene de artístico en
cambio Dylan es impactante, muy conveniente para alguien que deseaba destacar
en el difícil arte de la música popular.
El hombre nacido
en Duluth, Minnesota, Estados Unidos el 24 de marzo de 1941, es nieto de
inmigrantes sus abuelos paternos emigraron de Ucrania a los Estados Unidos en
1905, sus abuelos maternos eran judíos lituanos que llegaron a los Estados
Unidos en 1902. Así es que Dylan cuenta en sus orígenes con descendencia
inmigrante hecho que hoy en día en ese país del norte no es del agrado de
algunas gentes poderosas, siendo que los inmigrantes han contribuido
enormemente al engrandecimiento de lo allá llaman América, como si ese país
fuese la conciencia total de todo un continente.
El cambio de
Zimmerman a Bob Dylan fue por 1961, gracias a la influencia de la poesía de
Dylan Thomas. En 1962 ya firmaba contratos con el nombre artístico con el cual
hoy le conocemos.
A lo largo de su
prolífica vida Bob Dylan ha sido un artista que en cada etapa de su vida ha
tenido los reconocimientos que merece por su espléndido trabajo. En 1962 grabó
su primer disco Bob Dylan, y si no me
equivoco a la fecha lleva grabados 43 discos, siendo el último Fallen Angels.
En más de 50 años
de vida artística ha sido objeto de muchos reconocimientos, se le ha llegado a
denominar como una de las personas más influyentes del siglo XX y lo que va del
siglo XXI. En el año 2004 la revista Rolling
Stone lo elevó a la categoría de ser el segundo artista más importante de
todos los tiempos –solo atrás de los Beatles-. En 1990 le fue otorgada la Orden
de las Artes y Letras; en el año 2000 el Premio Música Polar; en 2007 el Premio
Príncipe de Asturias; el 2008 el Premio Pulitzer –en la categoría de citaciones
y premios especiales- y recientemente ha sido considerado por la Academia sueca
merecedor del Premio Nobel de Literatura 2016. No tengo el dato correcto pero
creo que Dylan es de las pocas personas que ha ganado los premios Príncipe de
Asturias, Pulitzer y el Nobel de literatura, de ser así lo hace excepcional y
deja sin materia de ataque a los sempiternos enemigos que siempre salen en el
camino para denostar lo valioso que se hace en la vida.
Su vasta
concepción musical corre desde el rock, el folk, country, blues y gospell,
entre otros. En todos estos géneros destaca con inusitado éxito. El nombre de
Bob Dylan está inscrito en el Salón de la Fama de los Compositores, ha ganado
no sé cuántos Globos de Oro y Grammy´s y
Premios de la Academia, sin duda alguna que su cuarto o estancia de
reconocimientos debe estar atiborrado de merecidos reconocimientos.
Estoy seguro que
la mayoría de nosotros –ustedes los lectores y el que escribe- hemos escuchado
algunas rolas del gran Dylan. En lo personal son de mi agrado: Blowin
in the Wind, Like a Rolling Stone, Knockin on the Heavens Doo, The Time are
Changin, Mr. Tombourine y otras igual de importantes . En
todas ellas por supuesto que existe un toque poético y una propuesta rebelde en
la cual todos podemos coincidir perfectamente. La música de Dylan es congruente
con el devenir de los tiempos, la protesta dicha con elegancia artística no
está reñida con la propuesta musical que Dylan encara desde hace más de medio
siglo.
El premio Nobel
que la Academia sueca le otorga y que para algunos, afortunadamente la gran
mayoría, es un reconocimiento no solo a la parte poética y a las formas de
expresión de la poesía en un entorno complicado como el que Dylan describe con
gran dosis de realidad, también lo es a
todas las personas que en más de medio siglo siguen a Dylan y continúan creyendo
que sin un toque de rebeldía el mundo de lo posible es imposible de conseguir.
Por eso Bob Dylan
seguirá rodando como una piedra.
“Ustedes, que
fabrican las grandes armas
Ustedes, que
construyen los aviones de la muerte
Ustedes, que
construyen todas las bombas
Ustedes, que se
esconden tras los muros
Ustedes, que se
esconden tras los escritorios
Solo quiero que
sepan
Que puedo verlos
a través de sus máscaras.”
(Los Maestros de
la Guerra -1963-)
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